Asimismo, gracias al elevado número de electrodos (1.024), se pudo comprobar que las percepciones se producen en una porción significativa del campo visual y con una resolución mucho más alta de lo que se había conseguido hasta la fecha.
Según explica el citado investigador del CIBER-BBN, “también hemos conseguido implantar electrodos de manera simultánea en varias áreas cerebrales y hemos detectado que el registro de las neuronas de una de las áreas visuales, conocida como V4, es capaz de predecir la cantidad de corriente que se necesita para inducir la percepción de fosfenos (pequeños puntos de luz), en la corteza visual primaria (V1), lo que tiene un importante valor traslacional”.
Optimización de la estimulación
Este investigador añade que esta coyuntura “podría ayudar a desarrollar, en el futuro, nuevas tecnologías para la optimización de la estimulación, y reducir de manera significativa el tiempo necesario para el aprendizaje y calibración del sistema”.
Esta es la primera vez que se realiza un implante cerebral con un número tan alto de microelectrodos y los resultados, asegura Fernández, “son muy prometedores para el desarrollo de una neuroprótesis visual, basada en microelectrodos similares a los implantados en los primates, que pueda ayudar a personas ciegas o con baja visión residual a mejorar su movilidad e incluso de una forma más ambiciosa a percibir el entorno que les rodea y orientarse en él”.